Día 14:
Dicen que es uno de los mejores zoos del mundo y empezó siendo un parque de reptiles, el "Australia Zoo, home of the crocodile hunter", fue fundado por Steve Irwin, que en paz descanse (murió en septiembre de 2006 atravesado por la cola/arpón de una raya látigo). Bueno, aquí por supuesto la fotito con la pitón, con los canguros, koalas, tigres, elefantes, aves, wombats, cocodrilos y demás reptiles... Eso sí, toda la visita al zoo viene acompañada de mi cojera extrema y de intermitentes pero potentes chaparrones, las llamadas summer rains, que aparecen cuando tengo que caminar por el parque y terminan cuando por fin llego a un techito bajo el que resguardarme de la ya acabada tormenta. Y vuelta a empezar cuando necesito moverme... Pero ¡hey, y tan contento voy empapado!
Esta noche dormimos en casa de Harris y sus hijos, S. y J.. Un mar de tranquilidad esa casa y ese pueblo. Cenamos Thai (pedido por teléfono) e intento que no se me note en la cara nada cuando llega el momento de bendecir la mesa (...).
Día 15:
Otro fantástico día soleado, a pesar de la predicción del tiempo y nos vamos a Noosa Heads, a la playa de Laguna Bay, junto al Noosa National Park. Yo definitivamente no puedo correr ni apenas caminar, así que K se va dar su carrerita y yo me voy a la playa y a una farmacia a comprar algún antiinflamatorio y bolsas de gel. Cuando coincidimos en la playa la predicción del tiempo resulta tener razón y empieza a llover; parece que será algo pasajero y cortito, pienso, de hecho estoy convencido de que parará enseguida, lo sé por la dirección del viento y la posición de las nubes. Pero no hace más que llover más y más fuerte, me meto la lengua donde puedo y no me queda más que relajarme y disfrutar del creciente chaparrón... Bañarse en el océano bajo la lluvia me encanta, siempre y cuando la temperatura se mantenga templadita y cuando regreso a nuestro sitio en la arena me encuentro a K sobre una toalla empapada y otra encima más empapada aún, creo que no se ha podido levantar por el peso de la toalla mojada. Los bolsos, todo está empapado, excepto el interior del mío y entonces me felicito por la buena compra que en su día hice en Timbuk2. Bueno, se acabó el regocijo y toca rescatar lo que se pueda; buscamos el cobijo de algún techo junto con el resto de gente igual de poco previsores que nosotros y resulta que el teléfono de K entró en cortocircuito con el agua justo cuando esperamos la llamada de C., C., S., y B., que vienen de camino a Noosa desde Brisbane para pasar el día y la noche aquí. Nos movemos a la calle para escapar de la lluvia y para cuando mi cojera me permite llegar al parking junto a la acera, termina el chaparrón y aparece un espectacular y brillante sol como no había visto desde hacía una semana. Como decía, era una summer rain pasajera. ¡Hay que joderse!
Llegan C., C., S., y B. y quedamos para comer en la terraza de un sitio muy rico en plena calle Hastings. (Volvió a llover, pero estábamos a buen recaudo). De ahí al Parque Nacional de Noosa; pero yo no puedo caminar apenas, por lo que me pierdo el paseo por el parque y me quedo en la playa, que no conocía —nos quedamos C., B. y yo—, preciosa, paradisíaca, atravesamos un tramo de rocas y llegamos con éxito a la arena y el agua. Está lloviendo a cántaros de nuevo, pero, como ya he dicho, la lluvia sobre la playa me encanta y nos cambiamos a una cala de al lado, como una piscina natural. El puentecito que reccorre la línea entre la playa y la carretera parece diseñado por un paisajista y probablemente lo sea; no apetece irse de aquí, entre los árboles, junto a la carretera y una especie de pequeño barranco con árboles que baja hasta la arena. Y hasta me da tiempo, bajo la lluvia, a pasearme por la parte de abajo del parque. Escampa y toca la hora de los helados. Vamos al sitio en que se alojan los chicos: un fantástico apartamento de lo más acogedor, en el que no falta ni un electrodoméstico en la cocina ni comodidades, con una terraza de madera que nos mete entre palmeras, dos pisos, dos habitaciones, dos baños, salón de estar, parking, laundry room... Vemos un capítulo de "Lost" y vamos todos a cenar a un restaurante hindú recomendado por K (que vivió y trabajó en la zona hace unos años). Todo exquisito. Por cierto, C. es de descendencia hindú y nos explica algunos detallitos de la comida.
Vemos otros capítulos de "Lost" y resulta que nos quedamos a dormir allí mismo todos.
Día 16:
K debe irse hoy a Brisbane, pues tiene trabajo. Tenemos un gran desayuno todos juntos. Yo me quedo un día más porque parece que mañana hará buen tiempo y en Brisbane no podré manejarme solo para pasear con mis tobillos y rodillas así, de modo que me registro en el Halse Lodge Backpackers y paso el día por allí mismo. El seguro de la tarjeta de crédito me arregla una cita en un médico de allí, que me recibe en sandalias, bermudas y camisa hawaiana y me explica que no son esguinces lo que tengo (me acordé del chiste del "desgarro") y que no se deben a las carreritas, sino que puede ser gota o algún tipo de artritis que solo se sabrá con un examen de sangre. Es posible que haya surgido por una picadura de mosquito, por un virus, vino o mariscos de por allí... En fin cosas tan dispares como esas y otras que comentó, que pueden disparar la producción de ácido y acumulación de cristales en las articulaciones. De hecho, es muy doloroso. Me receta el doble de ibuprofeno de lo que venía tomando y unos flight socks para el viaje de regreso a Madrid. Bueno, al menos ya sabemos que no es un esguince y ahora parece que duele menos.
Paso la noche en el backpackers, que tiene muy buen ambientillo y aprovechando que no puedo caminar, compro un par de vouchers de WiFi y me conecto a internet para porner al día algo de correo y facebook. Es una bonita terraza junto a la montaña del parque nacional y un amplio salón con sofás... Dormiré en una habitación de 14 personas, pero afortunadamente son todos muy tranquilos, respetuosos, buen rollo, ordenados (es la costumbre de los backpackers).
(fotos: 6 de Auztralia Zoo / Harris's / Halse Lodge / 3 de Laguna Bay, Noosa Heads)
Dicen que es uno de los mejores zoos del mundo y empezó siendo un parque de reptiles, el "Australia Zoo, home of the crocodile hunter", fue fundado por Steve Irwin, que en paz descanse (murió en septiembre de 2006 atravesado por la cola/arpón de una raya látigo). Bueno, aquí por supuesto la fotito con la pitón, con los canguros, koalas, tigres, elefantes, aves, wombats, cocodrilos y demás reptiles... Eso sí, toda la visita al zoo viene acompañada de mi cojera extrema y de intermitentes pero potentes chaparrones, las llamadas summer rains, que aparecen cuando tengo que caminar por el parque y terminan cuando por fin llego a un techito bajo el que resguardarme de la ya acabada tormenta. Y vuelta a empezar cuando necesito moverme... Pero ¡hey, y tan contento voy empapado!
Esta noche dormimos en casa de Harris y sus hijos, S. y J.. Un mar de tranquilidad esa casa y ese pueblo. Cenamos Thai (pedido por teléfono) e intento que no se me note en la cara nada cuando llega el momento de bendecir la mesa (...).
Día 15:
Otro fantástico día soleado, a pesar de la predicción del tiempo y nos vamos a Noosa Heads, a la playa de Laguna Bay, junto al Noosa National Park. Yo definitivamente no puedo correr ni apenas caminar, así que K se va dar su carrerita y yo me voy a la playa y a una farmacia a comprar algún antiinflamatorio y bolsas de gel. Cuando coincidimos en la playa la predicción del tiempo resulta tener razón y empieza a llover; parece que será algo pasajero y cortito, pienso, de hecho estoy convencido de que parará enseguida, lo sé por la dirección del viento y la posición de las nubes. Pero no hace más que llover más y más fuerte, me meto la lengua donde puedo y no me queda más que relajarme y disfrutar del creciente chaparrón... Bañarse en el océano bajo la lluvia me encanta, siempre y cuando la temperatura se mantenga templadita y cuando regreso a nuestro sitio en la arena me encuentro a K sobre una toalla empapada y otra encima más empapada aún, creo que no se ha podido levantar por el peso de la toalla mojada. Los bolsos, todo está empapado, excepto el interior del mío y entonces me felicito por la buena compra que en su día hice en Timbuk2. Bueno, se acabó el regocijo y toca rescatar lo que se pueda; buscamos el cobijo de algún techo junto con el resto de gente igual de poco previsores que nosotros y resulta que el teléfono de K entró en cortocircuito con el agua justo cuando esperamos la llamada de C., C., S., y B., que vienen de camino a Noosa desde Brisbane para pasar el día y la noche aquí. Nos movemos a la calle para escapar de la lluvia y para cuando mi cojera me permite llegar al parking junto a la acera, termina el chaparrón y aparece un espectacular y brillante sol como no había visto desde hacía una semana. Como decía, era una summer rain pasajera. ¡Hay que joderse!
Llegan C., C., S., y B. y quedamos para comer en la terraza de un sitio muy rico en plena calle Hastings. (Volvió a llover, pero estábamos a buen recaudo). De ahí al Parque Nacional de Noosa; pero yo no puedo caminar apenas, por lo que me pierdo el paseo por el parque y me quedo en la playa, que no conocía —nos quedamos C., B. y yo—, preciosa, paradisíaca, atravesamos un tramo de rocas y llegamos con éxito a la arena y el agua. Está lloviendo a cántaros de nuevo, pero, como ya he dicho, la lluvia sobre la playa me encanta y nos cambiamos a una cala de al lado, como una piscina natural. El puentecito que reccorre la línea entre la playa y la carretera parece diseñado por un paisajista y probablemente lo sea; no apetece irse de aquí, entre los árboles, junto a la carretera y una especie de pequeño barranco con árboles que baja hasta la arena. Y hasta me da tiempo, bajo la lluvia, a pasearme por la parte de abajo del parque. Escampa y toca la hora de los helados. Vamos al sitio en que se alojan los chicos: un fantástico apartamento de lo más acogedor, en el que no falta ni un electrodoméstico en la cocina ni comodidades, con una terraza de madera que nos mete entre palmeras, dos pisos, dos habitaciones, dos baños, salón de estar, parking, laundry room... Vemos un capítulo de "Lost" y vamos todos a cenar a un restaurante hindú recomendado por K (que vivió y trabajó en la zona hace unos años). Todo exquisito. Por cierto, C. es de descendencia hindú y nos explica algunos detallitos de la comida.
Vemos otros capítulos de "Lost" y resulta que nos quedamos a dormir allí mismo todos.
Día 16:
K debe irse hoy a Brisbane, pues tiene trabajo. Tenemos un gran desayuno todos juntos. Yo me quedo un día más porque parece que mañana hará buen tiempo y en Brisbane no podré manejarme solo para pasear con mis tobillos y rodillas así, de modo que me registro en el Halse Lodge Backpackers y paso el día por allí mismo. El seguro de la tarjeta de crédito me arregla una cita en un médico de allí, que me recibe en sandalias, bermudas y camisa hawaiana y me explica que no son esguinces lo que tengo (me acordé del chiste del "desgarro") y que no se deben a las carreritas, sino que puede ser gota o algún tipo de artritis que solo se sabrá con un examen de sangre. Es posible que haya surgido por una picadura de mosquito, por un virus, vino o mariscos de por allí... En fin cosas tan dispares como esas y otras que comentó, que pueden disparar la producción de ácido y acumulación de cristales en las articulaciones. De hecho, es muy doloroso. Me receta el doble de ibuprofeno de lo que venía tomando y unos flight socks para el viaje de regreso a Madrid. Bueno, al menos ya sabemos que no es un esguince y ahora parece que duele menos.
Paso la noche en el backpackers, que tiene muy buen ambientillo y aprovechando que no puedo caminar, compro un par de vouchers de WiFi y me conecto a internet para porner al día algo de correo y facebook. Es una bonita terraza junto a la montaña del parque nacional y un amplio salón con sofás... Dormiré en una habitación de 14 personas, pero afortunadamente son todos muy tranquilos, respetuosos, buen rollo, ordenados (es la costumbre de los backpackers).
(fotos: 6 de Auztralia Zoo / Harris's / Halse Lodge / 3 de Laguna Bay, Noosa Heads)
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