12 ene 2010

AUSTRALIA V: carretera de la costa al norte

Día 9 (continuación):

...Todo el día llueve y eso no era parte del plan, justo en la semana de playas...

De noche necesitamos alojamiento en la zona de Port Macquarie y no hay, está todo lleno, pero en uno de los campings, aunque está cerrada la recepción, nos atenderá el guardia de seguridad. Es una noche incómoda, de lluvia, un poco de frío y cansancio. Tras algunos intentos fallidos de encontrar alojamiento en backpackers, acabamos yendo al camping que tenemos como plan B, el Sundowner Caravan Park . El guardia que nos recibe es un personaje mezcla de Hommer Simpson, Big Lebowski, y el guardabosques Smith (el del oso Yogui), que pasa absolutamente de currar y se tiene que dar unas carreras que le cuestan el alma. Nos dice que bajemos y montemos la tienda donde encontremos un hueco. Y así lo hacemos, a medianoche, en la oscuridad, bajo la lluvia, intentamos montar una tienda de campaña enorme que no conocemos, pues nos la prestó Mom, y además yo no soy muy ducho en ello, pero soy metódico, lo cual debe ayudar en algo... Claro que leer el manual de instrucciones con nombres técnicos en inglés que desconozco, iluminado solo por el faro del coche y la lluvia mojando el papel no es lo mejor. Un numerito, vamos. Y cuando finalmente parece que lo estamos logrando y está todo medio en pie llega un coche con una familia de la tienda de campaña contigua, se mosquean y nos dicen que ellos han pagado por dos plazas: una para su tienda y la otra para aparcar su coche, justo donde habíamos montado nuestro tinglado. La madre que parió a la vieja... Total que desmontamos todo y llamamos al guardia, a aquel que le costaba moverse, le llamaré "el guardabosques". Y nos dice que en unos 10 ó 15 minutos intentará bajar a ayudarnos. ¿Pero este se droga o qué? Mientras él se lo piensa, nosotros encontramos otro lugar y nos ponemos a montar de nuevo, nos cuesta lo nuestro y sabemos que al recordarlo en el futuro nos reiremos, pero en ese instante no hace ni puta gracia, de verdad. Bueno, a mí sí, que me estoy descojonando en silencio, sin que K se entere, que con el cansancio le entra una mala hostia... Además hacia el final del día, el agotamiento me hace a mí perder mi inglés y a ella su paciencia. Son ya más de la 01:00 am y nos metemos a dormir por fin.

No nos lo podemos creer, pero a las 04:30 llegan cuatro tíos de fiesta a la tienda de al lado, borrachos, gritando y riéndose, que se los están comiendo vivos unas hormigas... Y nos dan la noche. No se puede dormir. Salgo y les pido silencio, pero no debí ser muy convincente y ellos siguen en lo suyo. A las 06:30 todavía no se han quedado dormidos y ante el fracaso en la lucha con las hormigas de su tienda deciden seguir tomándose unas cervecitas sentados frente a su tienda. No me explico cómo nadie más que yo se atreve a salir y pedirles que se callen, así que vuelvo a ellos, esta vez con más confianza, me les acerco sonriente y relajado y hasta que no llego justo a sus sillas y le pongo la mano en el hombro a uno de ellos, no empiezo a hablar... Y tranquila y educadamente les explico con aires de Mark Strong en el personaje de Archy en "Rockanrolla", que hemos hecho muchos km al volante y que nos gustaría dormir un poco, que al otro lado de las rocas pueden tumbarse en la playa si quieren, pero aquí les pido silencio, con una sonrisa. Oye, ¡mano de santo! Volví a la tienda pensando: "pero cómo se te ocurre hablarle así a unos tíos que te sacan dos cabezas"... Pero, aleluya, funcionó.

Por la mañana me doy mi primer baño en la playa bajo el cielo plomizo y nos preparamos para seguir carretera al norte. Hasta que llegamos a Byron Bay, la tierra prometida, para alojarnos en un backpackers a 50 m de la playa, con un ambiente cool, medio hippie, super relajado y buenrollista. Es la primera vez que llegamos antes de que cierren, ¡yupi!, y cenamos en un vietnamita en el que no sirven alcohol, pero puedes traer el tuyo, así que voy y compro una botella de vino en una licorería, méate de la risa. Todo muy rico, por supuesto cosas con jengibre, mi manjar:

- Langostinos con caña de azúcar y salsa de cacahuetes.
- Pollo "crispy skin" con arroz al tomate y salsa de jengibre.
- Tofu con brócoli.

Y unos cócteles en "The Balcony": Lychee Caipiroska y Ginger Girl (con ron en lugar de vodka).

Día 10:
¡Por fin vuelve el sol! Así que mientras K se va a correr —yo no puedo por un dolor en mis tobillos y rodillas, quizás por forzarme demasiado en Sydney— me voy a la playa. ¡Menuda playa y menudo ambientazo! Hace un día cojonudo y desayuno en un cafe muy chulo y cool que me recuerda un poquito al Noah's Cafe de Cala Ratjada en Mallorca: café con leche y muffin de naranja con semillas de amapola. Al rato vuelvo a desayunar, con K, mangos por supuesto y nos vamos a pasar el resto de la tarde en la playa de nuevo. Al llegar la hora de la comida resolvemos trayéndonos a la arena unas cajas de fish and chips con salsa tártara, una versión gourmet...

El dolor de los tobillos y rodillas crece y parece que me he hecho un esguince en cada uno. ¡Qué jodienda!

Seguimos al norte y estamos a penas a unas dos horas de Brisbane.








(fotos: 5 de Town Beach (Port Macquarie) / Mangos / 3 de Byron Bay)

1 comentario:

  1. Me parto con lo de la tienda! Eso lo he vivido yo también y no veas la mala leche que se le pone a una!! Este post parece un viaje gastronómico!

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