Hace muchos meses ya que el pujo por el trabajo intenta alejarme de la música y de mis instrumentos. No le daré esperanzas, pero es cierto que a veces paso semanas enteras más cerca de los yugos del trabajo que del bálsamo que es la música.
Este ejercicio de repetir varias veces la palabra "trabajo" os dará una idea de cómo sienta cuando se convierte en algo repetitivo y constante...
A veces la gente que tienes delante por cosas de trabajo te sorprende gratamente cuando aparcas el trabajo un momento y os tomáis una cervecita. Pues así resultó que un conocido (no sé muy bien si llamarle cliente, pues lo es aunque no de un modo directo) con el que resulta que no sientes la presión y el compromiso del talante de negocios -que dicho sea de paso, creo que es precisamente lo que a veces provoca una mala y tensa relación comercial-, mientras hablábamos vete tú a saber de qué, caímos a hablar de música y de que ambos estábamos vinculados a ella de una u otra manera...
Y fue así como me habló de su hermano, Juan Zelada, un músico español en Londres. Algo anecdótico que admito me dio el empujón a oírle en internet es que presentó su disco en Madrid, donde no le conoce ni dios, sin compañía multinacional que se gaste un dineral en carteles, radio, promo ni nada de eso (aunque sí aprovechando la oportunidad de ciertos contactos bien mantenidos de trabajo); él, su hermano y unos más, abriendo un perfil en facebook e invitando a amigos -con el riesgo que implica dar la brasa en internet y que te tachen de pesado más que de talentoso, como muchos que purulan en la red-, metieron a unas 1.000 (sí, mil) personas en una sala fashion y molona de Madrid, pagando además una entrada de 20 euritos.
Felicidades, Juan Zelada!
Este ejercicio de repetir varias veces la palabra "trabajo" os dará una idea de cómo sienta cuando se convierte en algo repetitivo y constante...
A veces la gente que tienes delante por cosas de trabajo te sorprende gratamente cuando aparcas el trabajo un momento y os tomáis una cervecita. Pues así resultó que un conocido (no sé muy bien si llamarle cliente, pues lo es aunque no de un modo directo) con el que resulta que no sientes la presión y el compromiso del talante de negocios -que dicho sea de paso, creo que es precisamente lo que a veces provoca una mala y tensa relación comercial-, mientras hablábamos vete tú a saber de qué, caímos a hablar de música y de que ambos estábamos vinculados a ella de una u otra manera...
Y fue así como me habló de su hermano, Juan Zelada, un músico español en Londres. Algo anecdótico que admito me dio el empujón a oírle en internet es que presentó su disco en Madrid, donde no le conoce ni dios, sin compañía multinacional que se gaste un dineral en carteles, radio, promo ni nada de eso (aunque sí aprovechando la oportunidad de ciertos contactos bien mantenidos de trabajo); él, su hermano y unos más, abriendo un perfil en facebook e invitando a amigos -con el riesgo que implica dar la brasa en internet y que te tachen de pesado más que de talentoso, como muchos que purulan en la red-, metieron a unas 1.000 (sí, mil) personas en una sala fashion y molona de Madrid, pagando además una entrada de 20 euritos.
Felicidades, Juan Zelada!
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