1 nov 2009

Recuento




Ya de regreso en Madrid.


Recuerdo que la primera catástrofe emocional que apunté en mi vida y que serviría para marcar el punto de inflexión entre una era y la siguiente fue en 1996, cuando dejé atrás el país en que me crié, en que experimenté mi primer logro en el cole, mi primer gol, mi primer mejor amigo, mi primer amor y mis primeros bailes, mi primera pelea a puñetazos, mi primera frustación y mi primera borrachera. Mis primeras lecciones.

A partir de cierto momento, cuando me dijeron y leí que Ernesto Sábato (¿o era otro?) quitaba importancia a los cumpleaños y proponía que el tiempo en la vida de una persona se dividiera más bien en esas catástrofes emocionales, "cíclicas" no en cuanto a su periodicidad, sino en cuanto a la garantía de que se suceden cada tiempo, marcan y te convierten en una nueva persona... A partir de ese momento empecé a estar alerta de ellas en la medida de lo posible.

Desde entonces ha habido ciertas personas y ciertas suertes que han ido dejando su rastro. La muerte del abuelo en 1998 hincó en mí un par de frases que me había dejado antes de despedirnos por última vez y que hoy me hacen sonreir. En el 2000 las orejas del lobo me obligaron a replantearme la ligereza con que me tomaba el trabajo y el dinero. En el 2002 aprendí que la felicitación de un amigo por un trabajo hecho con pasión aunque con resultados mediocres puede resultar estímulo suficiente para convertirte en algo serio y un pro bastante respetable (yo aun sigo en mi vereda buscándolo). En el 2003 el amor entró de lleno con asignaturas nuevas que hablaban sobre la madurez y la franqueza, suponiendo nuevas ilusiones. El 2006 fue un año de plena satisfacción, seguridad y emprendimiento. De buena suerte. El 2009 es uno de incertidumbres, de rupturas, de cambios súbitos de planes, de desmoronamientos y de supervivencia.

En todos esos acontecimientos el denominador común fue el amor, de amigos, de familia y de pareja, con una u otra cara, con una de cal y una arena. Alternando una cachetada con una manito por la espalda. También con amigos, amigos alcagüetas, amigos traidores, amigos espontáneos que salieron de la nada y otros que desaparecieron por desidia. Sin rencores.

Y algunos días busco simplemete un mostrador en que no me expliquen los pros y los contras, que solo enredan; solo quiero un comodín. Por una vez, leñe. Porque es agotador. Ya verás como en breve me reincorporo azaroso.

Total, que he pensado que este verano y otoño de 2009 deberían tener su lugar en alguna página, como el año de "cumple-eras" que es, y dado que en enciclopedias no aparezco, qué mejor que este blog.
Bienvenido, final de 2009.

2 comentarios:

  1. Y aunque es cansado....no es mejor ser el actor protagsnista que estar sentado viendo como pasa la vida, como espectador?
    Sonríe....con amor y salud todo irá bien. :)

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